Elegir carnes blancas significa elegir una alimentación más consciente: más ligera, baja en grasa y colesterol…
¿Cuáles son los valores nutricionales de la carne blanca?
Las carnes blancas son un alimento adecuado para todos, especialmente para las personas que desean mantener un estilo de vida sano y equilibrado, con la intención de controlar el nivel de calorías y grasas incorporadas a través de la dieta diaria.
La carne blanca, de hecho, se caracteriza por una escasa cantidad de colesterol y grasas saturadas y son perfectas para incorporar sus múltiples propiedades benéficas sin sacrificar sabor.
¿Cuáles son las carnes blancas?
Dentro de este grupo, exceptuando el pescado, cuyas propiedades trataremos en otro artículo, podemos encontrar el pollo, gallina o gallo, conejo y pavo: carnes ligeras, de fácil digestión, ideales para preparar tanto recetas simples como platos más sofisticados y especiales.
Esencial para los amantes del deporte y en las dietas adelgazantes y proteicas, las carnes blancas se destacan por su composición: hierro, proteínas, vitamina B12 y aminoácidos esenciales. Las proteínas, en particular, ayudan a mantener la tonicidad de los tejidos, incluso durante períodos de fuerte adelgazamiento, mientras que su bajo porcentaje de colesterol hace que sean ideales para los que sufren de enfermedades del sistema cardiovascular.
Hablando de carnes blancas, no se puede evitar la comparación con las carnes rojas. 100 gramos de carne blanca o roja contienen la misma cantidad de proteínas (aproximadamente 20 gramos) y una concentración similar de hierro; la diferencia sustancial se encuentra en la grasa, presente en mayores cantidades en la carne roja.
El menor aporte valórico hace que las carnes blancas sean un valioso aliado para el control de peso, sobre todo cuando se combina una alimentación saludable con actividad física.
Tomemos, por ejemplo en cuenta los valores nutricionales del pollo: 100 gramos de producto crudo contienen, dependiendo de la pieza, alrededor de un 19% de proteínas, con una ingesta calórica de unas 135 kcal. Los lípidos totales son menores al 10%.
En síntesis, una carne perfecta para incluir en la dieta cotidiana, simple de preparar y clave del éxito: los distintos cortes de carne blanca son perfectas para llevar a la mesa en innumerables combinaciones que no sólo aportan sabor y gusto sino que contribuyen a una dieta equilibrada.