Se presentan recomendaciones para hacer un plan alimenticio apropiado para las personas mayores, con las combinaciones que permitirán mantener un equilibrio nutricional.
Debe tenerse cuidado con los cambios bruscos en la alimentación por regla general, ya que los ancianos no los toleran bien; por lo tanto, cualquier cambio deberá hacerse con lentitud y por etapas, sin perder de vista que a los 80 años de edad, las necesidades se encuentra reducidas a la tercera parte en comparación con las necesidades de los adultos jóvenes.
Es mucho más probable el que se pueda enfermar un anciano por comer en demasía que por comer demasiado poco, sería la regla de oro para recordar siempre.
Si bien es probable que un adulto mayor se encuentre desorientado y enfermo y esto le genere molestias y rechazos por la comida, es fundamental convencerlo poco a poco y con suma delicadeza de que si come bien, con seguridad vivirá mejor.
Sin embargo, la alimentación no será muy diferente de la que hacía normalmente, solo que habrá que hacer cambios en las frecuencias, horarios balance y combinaciones que sean adecuados para favorecer una buena digestión y por lo tanto, una buena nutrición.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que las grandes cantidades de alimentos retardan la digestión, haciéndola difícil e impidiendo que haya una asimilación correcta. Lo aconsejable son volúmenes más reducidos, pero que contengan importantes valores nutricionales. Para quienes estaban acostumbrados a cantidades muy abundantes, será necesario hacer meriendas entre comidas, para hacer 5 comidas al día y no solamente 3.
En cuanto a la frecuencia se debe establecer un horario que se mantenga a través de los días, para que todo el organismo se acostumbre a este funcionamiento preciso. También debe hacerse un plan de dieta variado y no repetir los alimentos, como por ejemplo, no comer huevo todos los días, no siempre tomar jugo de naranja en los desayunos, sino que por el contrario es fundamental que haya una variedad.
Debe mantenerse un apropiado balance que permitirá establecer un equilibrio entre los nutrientes que deben ingerir los adultos mayores y los alimentos en los cuales se pueden encontrar. Por decir un ejemplo perfectamente común, la vitamina C se halla en el limón, la naranja, la leche y los quesos, las proteínas se encuentran en las carnes, los carbohidratos en los cereales y en las leguminosas, etc.
Esto quiere decir que para recibirlos en nuestro organismo, debemos comerlos todos, distribuyéndolos más o menos en una semana. Si hacemos un intento veremos que podemos comer casi todo sin repetir durante los 7 días.