Se da una extensa y detallada explicación de los cuidados alimenticios en los enfermos que ya tienen cáncer, con consejos para familiares y amigos.
Cuando se habla de cáncer siempre se mencionan los antioxidantes y los radicales libres, aun cuando casi nunca se sepa con certeza, cuáles son los beneficiosos y cuáles son los nefastos para la salud.
Si hiciéramos una explicación simple podríamos decir que cualquier ser humano libera radicales libres como parte natural del funcionamiento de su organismo y se convierten en verdaderos enemigos cuando la producción de estos elementos supera la capacidad propia del cuerpo para eliminarlos.
Y allí entran a cobrar importancia los antioxidantes, que como si se tratara de los mejores aliados, se dedican a combatir los efectos nocivos que provocan los radicales libres, que entre otros problemas son los causantes de la aparición de varios tipos de cáncer.
Algunos de los antioxidantes más conocidos son la vitamina A, E y la vitamina C, entre otros; estas se pueden obtener consumiendo adecuadas cantidades de frutas y vegetales, así como algunos alimentos fortificados con ellos.
Según algunos artículos publicados en la revista American Journal of Medicine en 1999 y anteriormente a ellos, la revista European Journal of Cancer Prevention en 1997, manifestaban la relación que se había encontrado en algunos estudios sobre epidemias, la relación que se daba entre los efectos preventivos y curativos de algunos tipos de cáncer y el consumo de una dieta rica en fibra dietética, posiblemente por la mejora sustancial en el tránsito intestinal que provoca este tipo de alimentación.
Y como se sabe, las dos fuentes más importantes de fibra dietética son las frutas, las verduras, como también algunos alimentos integrales como pueden ser el salvado de avena, el afrecho y los panes integrales.
Padecer un cáncer, implica consecuencias para el paciente y éstas, dependen de su avance, su localización, la severidad y las condiciones generales de salud del afectado, por lo que planear un adecuado tratamiento garantiza más posibilidades de supervivencia. La coordinación entre el oncólogo y un nutricionista conocedor de este tipo de situaciones serán fundamentales, ya que los tratamientos de quimioterapia y radioterapia, suelen causar trastornos que deterioran el estado general de salud, así parezca un contrasentido.
Por lo general los pacientes de cáncer que reciben el tratamiento médico adecuado unido a una alimentación acorde al desgaste propio de la enfermedad, harán que todos los efectos secundarios se minimicen para el paciente. No se puede olvidar que estos enfermos suelen presentar falta de apetito, disminución de la masa muscular y una pérdida del peso que son típicos del desgaste de la enfermedad.