Ahora las flores no sirven solo para decorar, también para poder comerlas y de hecho aportan muchos nutrientes. Lo que hay que tener en cuenta hay algunas que no son consumibles y pueden resultar toxicas, así que hay que asesorarse primero. Las flores han servido para decorar, para regalar pero pocos pensarían que se podrían comer y en el campo gastronómico lo poco que se ha utilizado son las rosas y sus pétalos para hacer diversos tipos de postres, de alimentos y bebidas, aunque la pregunta sería si el resto de las flores también pueden ser consumidas con toda normalidad como comer una galleta o un pedazo de pan. Hay ciertas especies que son consumibles, por ejemplo, las de la familia alllium, de las que se derivan el ajo, la cebolla, el puerro y el ajo y aunque solo se consumen “los frutos” toda la planta es comestible.
Pero hay que tener cuidado porque no todo tipo de planta es comestible y de esto saben mucho los chef profesionales que saben y usan las flores en sus preparaciones sofisticadas y paradójicamente este tipo de flores son las que podrían estar en el jardín de cualquier familia. El hecho de agregar pétalos de flores a los platos, puede lograr que las preparaciones no solo se vean más llamativas, sino que además puedan saber mucho mejor y el porcentaje nutritivo se eleve. Las flores que no se consumen por lo general son las que están en exhibición, las que venden en las floristerías o las que están en los jardines públicos pues están regadas con pesticidas para su conservación.
Las mejores flores son las que tienen un respaldo de producto orgánico o las que cada quien produce en su jardín o su casa. Aunque también es importante la asesoría de un experto, pues hay cultivos de flores orgánicas que pueden ser venenosas, tóxicas o hacer enfermar a quienes las consume. Unas de ellas son el narciso, el Jacinto, y Dafne. Entre las que si se pueden, hay una lista de más de 50 flores que se pueden encontrar fácilmente y que aportan muchos nutrientes a la alimentación. Uno de los mejores ejemplo es el diente de león, que es bastante nutritivo y contiene Flavonoides, elementos claves para poder erradicar radicales libres y luchar contra el cáncer. Las violetas son excelentes para fortalecer las paredes capilares, los pétalos de rosa tienen muchos antioxidantes, la lavanda tiene vitamina A en grandes cantidades, calcio y hierro y beneficia mucho al sistema nervioso, las capuchinas tienen componentes que combaten el cáncer y vitaminas que ayudan a prevenir enfermedades en los ojos.
No hay que olvidar que a pesar de que se pueden comer, siguen siendo de mucho cuidado y frágiles, que pueden dañarse rápidamente y no deben guardarse en la nevera y menos en el congelador. Lo mejor es que una vez se recojan en un estado fresco, se consuman casi de inmediato en cualquier forma de preparación, pero que no exceda su tiempo, porque se empiezan a pudrir. Si definitivamente hay que tenerlas un tiempo almacenadas, lo mejor es envolverlas en un platico o guardarlas en un envase plástico que se pueda cerrar en su totalidad.