¿Alguna vez ha notado que algunos alimentos tienen una forma similar a algunos órganos del cuerpo humano? ¿Sabía que se pueden tratar a los órganos con alimentos que se les parecen?
El hecho de que en la naturaleza y en los alimentos que comemos estén contenidos principios activos contra las enfermedades o estrategias para prevenirlas, se evidencia por una curiosidad: en algunos casos es posible tratar los órganos con alimentos que se les asemejan morfológicamente. A menudo estos alimentos poseen propiedades específicas que pueden curar justamente, los órganos similares.
En particular, la Signatura Rerorum (la «firma de las cosas») es una antigua disciplina desarrollada por Paracelso (gran médico renacentista), el cual aproximaba a los diversos tipos de frutas y verduras a los órganos del cuerpo humano, penando que así se los podía curar. Si en un principio parecía una teoría un poco alocada, hoy en día la ciencia médica confirma algunos de sus aspectos. Veamos algunos ejemplos.
Las nueces son muy similares a la forma del cerebro, con sus dos hemisferios y las típicas circunvoluciones; son ricas en nutrientes importantes, como el fósforo y el magnesio, estimulantes de los neurotransmisores, y se indican para recuperar energía mental en caso de cansancio y fatiga.
El racimo de uvas tiene una estructura similar a la de los alvéolos pulmonares y de hecho tiene un efecto protector contra el cáncer de pulmón.
Al igual que el corazón, el tomate, una vez cortado, tiene cuatro zonas que se asemejan al corazón y un color rojo brillante: este vegetal es una gran fuente de licopeno, una sustancia útil para la prevención de la enfermedad cardíaca coronaria.
Las rebanadas de naranjas o limones son similares a las glándulas mamarias y pueden proteger el sistema linfático de la mama.
Cortando una rodaja de zanahoria, podemos notar que su interior se parece al ojo humano: gracias a la alta concentración de beta-caroteno (luego transformado en vitamina A), la zanahoria, de hecho, protege la vista.
Curiosa es también la parte interior del aguacate que se asemeja a la forma del útero y está, en efecto indicada, en la prevención del cáncer de ovario y cáncer de cuello uterino, además de promover el reequilibrio hormonal. El aguacate ayuda a las mujeres a perder el peso ganado durante el embarazo. Toma exactamente nueve meses cultivar un aguacate desde la floración hasta obtener el fruto maduro.
La forma de los frijoles hace pensar de inmediato en la forma de los riñones; y estos órganos obtienen grandes beneficios de estas leguminosas.
El apio, por su parte, tiene una afinidad con nuestro sistema esquelético y se revela un aliado de los huesos para fortalecerlos debido a la concentración de minerales que contiene. En particular, este vegetal tiene un 23% de sodio, el mismo porcentaje de los huesos! Si en una dieta hay escasez de sal, el cuerpo lo obtiene de los huesos, debilitándolos. Los alimentos como el apio contribuyen a aportar sales minerales al organismo.
Por último, el jengibre se asemeja al estómago, y de hecho entre sus propiedades están los efectos antieméticos y de evitar la formación de gases e hinchazón; también es un excelente remedio para las enfermedades del tracto digestivo y la diarrea.
Una vez más, la naturaleza nos da todo lo que necesitamos, y seguir una dieta rica en frutas y verduras, mejora el funcionamiento fisiológico de nuestro organismo influyendo positivamente en cada individuo.