Los piercings y tatuajes son considerados un arte en el cuerpo por sus adeptos, pero lo que muchos no saben es que deben seguir ciertas medidas de seguridad para evitar contagios de enfermedades como la hepatitis. Los piercings y los tatuajes se están convirtiendo en una moda, unos porque si los usan por algún significado y otros porque sencillamente creen que el cuerpo se les verá bonito pero no por un convencimiento total. Lo cierto es que estas prácticas aunque son un arte en el cuerpo, se están convirtiendo en un foco de trasmisión de una enfermedad: la hepatitis.
Lo más complicado es que no son los jóvenes adultos los que están sufriendo de esto, sino los adolescentes y especialmente menores de edad, que no buscan lugares de confianza o donde atiendan profesionales y prefieren ir a sitios donde los hacen baratos y rápido, sin saber el riesgo que corren, pues como no conocen de los procesos de asepsia de elementos, cambio de agujas por cliente, entre otros, dejan que empleen los mismos materiales y elementos en sus cuerpos. Otro factor que preocupa, es que la hepatitis propagada por piercings o tatuajes, se está alojando en diferentes países a causa de inmigrantes, sobre todo los que vienen de países de Europa y Asia, pues son personas que no tienen un calendario de vacunas establecido y viajan por todo el mundo sin cuidarse, así no sea para tatuar sus cuerpos, sino por prevención de enfermedades causadas por insectos u otros agentes.
La que más se presenta por este medio de propagación es la hepatitis B, que desafortunadamente no tiene cura, simplemente se deja en un estado inactivo o pasivo por medio de medicamentos, pero no desaparece jamás. La hepatitis C, que es la más frecuente en los jóvenes, si tiene un control y cura por medio de los fármacos que con el paso de los años ha venido perfeccionándose, pues las estadísticas confirman que ahora el porcentaje de recuperación supera el 80%. El problema es que la mayoría de las personas que adquieren hepatitis por piercings y tatuajes, padecen la del tipo B.
La idea no es negar la oportunidad de expresar las ideas y gustos en el cuerpo, pero si tener mucho cuidado para que en medio de los gustos y la afición, se pueda encaminar la vida hacia una enfermedad muy grave, cómo le pasó a Angelina Jolie hace un tiempo.