La dislipidemia es una anomalía metabólica del organismo que se produce cuando hay una alteración de la cantidad de grasas o lípidos que normalmente están presentes en la sangre; puede ser hereditaria, pero también simplemente depender de una dieta incorrecta, demasiado rica en grasas. Cuando no se mantienen bajo control la dieta, cambiando los hábitos diarios, los riesgos para la salud pueden ser muchos.
¿Qué hacer para contrarrestarla, pero sobre todo para evitar este peligroso trastorno, que aumenta exponencialmente incluso el riesgo cardiovascular?
En primer lugar, es importante una llevar una vida sana y equilibrada. Esto significa mantener una dieta ligera, no demasiado rica en grasas, consumiendo principalmente frutas, verduras, carnes, pescados y algunos quesos. Según lo propuesto por la Organización Mundial de la Salud, nuestra dieta diaria debe ser baja en colesterol y grasas animales saturadas y rica, en cambio, en grasas insaturadas, cereales, verduras, legumbres, frutas y fibras.
Atención también con la vida sedentaria: desde una edad temprana es muy importante acostumbrarse a practicar deportes, pero también simplemente adquirir algunas buenas costumbres (como ir al trabajo en bicicleta o evitar el ascensor prefiriendo las escaleras) que nos permitan realizar movimientos diarios.
Como hemos visto la alimentación y el estilo de vida pueden hacer mucho, pero, para los que necesitan ayuda adicional, son fundamentales los complementos alimenticios.
Hay ingredientes naturales contenidos en los suplementos que se desempeñan en forma particularmente eficaz: son útiles, por ejemplo, la berberina, un alcaloide totalmente vegetal, ampliamente utilizado en la medicina china y Ayurveda; también los tocotrienoles, sustancias importantes que son sintetizados por las plantas y que se convierten en excelentes antioxidantes; y el café verde descafeinado, rico en antioxidantes y ácido clorogénico.