Se presenta una detallada exposición sobre los beneficios y las propiedades nutricionales del melón. También se expone los casos de enfermedades en las que puede ser beneficioso y en las que definitivamente hay que evitarlo.
El melón es una de las frutas de la que se puede disfrutar casi todo el año; es un hidratante ideal, con la ventaja de su bajo aporte calórico, por lo que se puede consumir en la cantidad deseada sin temor a ingerir un exceso de calorías ni de azúcares.
Por ello, el melón está especialmente indicado en dietas de control de peso y dietas con control específico de los hidratos de carbono, como la diabetes.
En su composición es sobresaliente la riqueza en beta-caroteno, en mayor cantidad en las variedades de pulpa de color naranja.
El beta-caroteno o provitamina A, convierte al melón en una fruta de consumo que contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y de varios tipos de cáncer.
Por su aporte de provitamina A y vitamina C, ingerir melón se recomienda especialmente a quienes tienen un mayor riesgo de sufrir carencias de dichas vitaminas, como son las personas que no toleran los cítricos, el pimiento u otros vegetales, que son fuente casi exclusiva de vitamina C en nuestra alimentación, o también, para quienes deben llevar a cabo una dieta baja en grasa y por tanto, con un contenido escaso de vitamina A o para personas cuyas necesidades nutritivas están aumentadas.
Algunas de estas situaciones son: periodos de crecimiento, embarazo y lactancia materna.
Asimismo, el tabaco, el abuso del alcohol, el empleo de ciertos medicamentos, el estrés, las defensas disminuidas, la actividad física intensa, el cáncer y el Sida y las enfermedades inflamatorias crónicas disminuyen el aprovechamiento y producen mala absorción de nutrientes, por lo que también para estas poblaciones en riesgo, el melón es un excelente complemento alimenticio.
La abundancia en potasio y en agua, la convierten al melón en una fruta diurética por excelencia, y por tanto recomendable para quienes sufren de hipertensión arterial o afecciones de vasos sanguíneos y corazón y retención de líquidos.
No obstante, quienes padecen insuficiencia renal y requieren dietas especiales controladas en este mineral, deberán restringir el consumo de melón.
Numerosos estudios científicos han demostrado que los melones son ricos en antioxidantes, fibra, potasio, calcio, ácido fólico, zinc y vitaminas B, C y E. Además de poseer un alto contenido en agua, que en la mayoría de los casos puede alcanzar el 95 por ciento.
Debido a esta última característica está indicado en las dietas de adelgazamiento y lo convierte en un suave diurético, recomendado para la hipertensión. No es aconsejable su consumo por parte de diabéticos, debido a los altos niveles de azúcares que contiene, ni tampoco para niños menores de dos años y personas propensas a diarreas, flatulencias, dispepsias de fermentación y colíticos.