Los niños hiperactivos necesitan mucha atención en diversos aspectos, pero quizá uno de los más importantes es la alimentación, porque a partir de ellos se puede controlar la ansiedad y el estrés que pueden sufrir a lo largo del día. Un niño hiperactivo tiene mucha energía, pero de la misma manera se desgasta con todo lo que hace diariamente, por eso su alimentación es muy importante para mantener sus niveles energéticos estables y que puedan responder a todo lo que quieren hacer sin enfermarse. Para algunos niños, puede que la hiperactividad se les convierta en una enfermedad, y dependiendo de los alimentos que más consuma, puede haber un incremento en su condición o se puede estabilizar.
Los niños hiperactivos se caracterizan por su falta de atención, por ser muy dispersos, tienen mucha energía y quieren hacer de todo cada cinco minutos, también son bastante impulsivos y actúan sin medir consecuencias, evidenciando una constante alteración en su sistema nervioso. Es importante controlar los alimentos que puedan alterar su estado, que les produzca más ansiedad y que aumente los nervios que generalmente los acompañan. Los que hay que procurar darles son los que hacen lo contrario, como lo son los ricos en aceites vegetales, los pescados como el atún o el salmón, los frutos secos como las nueces, las uvas pasas o el maní, obviamente las verduras y las frutas, sobre todo los cítricos y los rojos, que ayudan a controlar la agitación que tienen a lo largo del día.
Hay que evitar y hacer que pierdan la costumbre de consumir azúcar de cualquier tipo, bebidas gaseosas, bollería, pasteles, dulces, ponqués y grasas, porque son los reyes y culpables de su inestabilidad nerviosa. Desafortunadamente son los alimentos que más llaman la atención de los niños, pero debe haber un cambio rotundo en los hábitos alimenticios para que la hiperactividad no se complique. Es sabido que la alimentación en los niños es importante, pero este tipo de niños requieren un poco más de atención, porque en medio de su ansiedad, presentan dificultades a la hora de comer, porque del afán y del estrés, mastican mal o comen muy rápido. Desde pequeños hay que enseñarlos a comer adecuadamente, tomar medidas en medio de su afán y crearles parámetros simples pero estrictos.
Para la preparación de los postres y algunas comidas o jugos es importante empezar a reemplazar el endulzante común que es al azúcar, por algo un poco más natural y no refinado como la miel. Para ellos es importante conocer lo que se come, lo que debe y no debe consumir y nada mejor que dejarlos participar en las preparaciones, siempre con la compañía de los padres. Por último, es esencial que coma en la mesa, junto a su familia, sin distracciones como la televisión, el computador o las tablets, además que el horario debe ser similar todos los días, para educar su cuerpo y su mente.