Se explica qué es la diabetes, cuáles son sus principales síntomas y la manera cómo una dieta mediterránea puede contribuir a la disminución del riesgo de contraerla.
La diabetes más conocida es la que se denomina mellitus, que consiste en un conjunto de alteraciones de índole metabólico, que termina impactando a diferentes órganos y tejidos, que acompaña a quien la padece durante toda la vida y se caracteriza además por un aumento de los niveles de glucosa en la sangre, que es lo que se conoce como hiperglucemia.
La principal causa de esta enfermedad, suele ser una escasa producción de insulina, que es una hormona que es producida por las células β de los Islotes de Langerhans, que se encuentran en el área del páncreas endocrino, o también puede ser porque el cuerpo hace un uso poco apropiado de esta insulina, que afecta el metabolismo de los carbohidratos, de los lípidos y las proteínas.
Según cifras publicadas en algunas revistas médicas, se afirmó que para el año 2000, había en el mundo alrededor de 171 millones de personas que padecían de diabetes y que podrían llegar a ser unos 370 millones en el año 2030. Este padecimiento ocasiona diversas complicaciones, causando deterioro en los ojos, riñones, nervios y vasos sanguíneos.
Sus mayores complicaciones como la hipoglucemia, la cetoacidosis, coma hiperosmolar no cetósico, son casi siempre el resultado de un control inadecuado de la enfermedad. Por el contrario, sus complicaciones habituales, que son por lo general, cardiovasculares, nefropatías, retinopatías, neuropatías y daños microvasculares, son consecuencia del avance progresivo de la enfermedad.
Para ayudar a combatirla y mantenerla estable además de la medicación dada por su médico, puede complementarse con una alimentación adecuada como puede ser la dieta mediterránea que permite reducir su riesgo. Una dieta mediterránea tradicional, con el uso de aceite de oliva, frutas y verduras puede ayudar a reducir el peligro de padecerla y en caso de tenerla, de que se empeore.
Una dieta mediterránea común tiene por lo general, un alto contenido en verduras, cereales, legumbres, pescado y fuentes vegetales con grasas no saturadas, como aceite de oliva y frutos secos y debe ser baja en carne roja y lácteos ricos en grasa.
Utilizada en pacientes con problemas cardiovasculares, ha presentado una disminución considerable en la aparición de la diabetes.
Sin embargo, se deben incluir los otros factores de riesgo, como son el peso, el tabaquismo y el ejercicio, además de llevar la dieta mediterránea, para poder llevar a cabo estudios más precisos al respecto de los riesgos de contraer esta enfermedad, frente a otros pacientes que solo lleven una dieta baja en grasas.