Se explican el origen y las principales razones para la utilización de colorantes en la industria alimenticia; si bien se intenta utilizar siempre los colorantes naturales, los sintéticos ofrecen una estabilidad visual que es definitiva para los compradores.
Dentro de la industria alimenticia, el color en los productos es probablemente uno de los principales aditivos que se proporciona, así como lo son el aroma y los saborizantes. Esa primera impresión que ocasiona en el consumidor un producto alimenticio, está determinado en primera instancia por el color.
Se ha comprobado incluso, que cambiando el color es factible confundir a un panel de catadores, a pesar de que el aroma y el sabor sean los que verdaderamente corresponden a la prueba y solo modificando el color.
Y se preguntarán para qué le adicionan color a los alimentos, si su procedencia natural los trae, por lo que lo lógico sería tan solo mantener los colores originales con los que vienen los alimentos. Sin embargo, los consumidores reaccionan normalmente de manera negativa cunado se dan cambios de colores entre un lote y otro, por lo que la industria alimenticia ha optado por dar un color uniforme que se adiciona de forma sintética.
También hay que tener en cuenta que los productos pasan por un proceso de transformación de carácter industrial que incluye calor, acidez, luz, conservantes y algunos otros, que hacen que el producto pierda su color natural y sea necesario adicionárselo de forma artificial, para hacerlos más llamativos y más estables.
La otra variable, sería la que se lleva a cabo con productos completamente artificiales como los caramelos y golosinas, que no tienen ningún color, por lo que necesariamente se les adiciona algún color para hacerlos más llamativos.
Pero el color no solamente se utiliza para hacerlos más llamativos, sino que obviamente se convierten en productos de fácil identificación por parte de los consumidores y aun cuando parezca un poco increíble, el colorido de un producto puede incidir favorablemente o negativamente en el fracaso o éxito de una campaña comercial.
Ya desde la antigüedad se acostumbraba a colorear los productos, como es el caso del azafrán o la cochinilla, pero no siempre este proceso se hacía con sustancias benéficas para el ser humano; en 1820, en Londres, el Dr. F. Accum publicó un libro denunciando el uso de compuestos de cobre, plomo y arsénico que son especialmente ofensivos para las personas. En la actualidad, todos los países cuentan con legislaciones al respecto, que han erradicado muchos de los antiguos componentes de los colorantes.
De todas formas, hoy en día existe la tendencia por utilizar colorantes naturales, en lugar de los sintéticos, presionados por un amplio sector de los consumidores que reclama esto, pero si se mira el tema desapasionadamente, se observa que el color es solo cuestión de cosmética, que no contribuye a mejorar la conservación o la calidad nutritiva del alimento en sí mismo, por lo que también el nivel de riesgo aceptable para los consumidores es razonablemente bajo.