Si bien sus causas no están determinadas, es posible identificar ciertos síntomas característicos y realizar tratamientos para aliviar esta dolencia. Fibromialgia significa «dolor en los músculos, ligamentos y tendones». Proviene del latin «fibre” (por el tejido conjuntivo), y del griego «mio» (músculo) y «algia» (dolor).
El término «fibromialgia» fue utilizado por primera vez en 1976 por Philip Showalter Hench, médico estadounidense ganador del Premio Nobel de Medicina (1950). Aun quedan muchos aspectos por estudiar y esclarecer respecto a esta enfermedad. Afecta principalmente a las mujeres de entre 20 y 50 años, pero no de forma excluyente, ya que también puede presentarse en hombres y a cualquier edad.
En el caso de estos últimos, el dolor provocado por la fibromialgia suele localizarse en una zona específica, mientras que en las mujeres es mas frecuente que se manifieste en todo el cuerpo.
Supuestas causas
Aun se desconocen las causas, pero se han esbozado hipótesis que buscan explicar el origen de esta enfermedad. Según algunas de ellas, el estrés físico y mental puede ser un desencadenante, al igual que la experiencia de un hecho traumático, la exposición al frío o la humedad, ciertas heridas o infecciones, y hasta dormir en posiciones inadecuadas. También se ha señalado que la fibromialgia puede desarrollarse por trastornos como la artritis reumatoide.
Síntomas
– Dolor generalizado: generalmente es más fuerte en la mañana y en aquellos músculos que la persona utiliza de forma repetitiva. Quienes padecen esta enfermedad suelen describirlo como intenso, profundo y en todo el cuerpo. La actividad y el clima húmedo y frío pueden aumentar este dolor.
– Trastorno del sueño: el problema no radica en conciliar el sueño, sino en que este no resulta reparador. Esto se debe a que los pacientes con este síndrome pueden sufrir interrupciones en el sueño profundo, pesadillas, bruxismo y mioclonía (movimientos bruscos e involuntarios de las extremidades), entre otros trastornos.
– Fatiga: no solo refiere al estado físico, sino también al mental. Se refleja en la falta de energía y de ganas, lo cual incide en el estado de animo provocando depresión y abatimiento.
– Otros: síndrome del intestino irritable (estreñimiento, diarrea, dolor abdominal), rigidez en las articulaciones (principalmente por la mañana), problemas de memoria y concentración, migrañas tensionales y entumecimiento y sensación de hormigueo en manos y pies, entre otros síntomas.
Diagnóstico
Se basa en descartar cualquier otra patología mediante exámenes clínicos.
A pesar de ser considerados insuficientes, existen dos criterios aprobados por el Colegio Americano de Reumatología:
• Presentar dolor crónico y generalizado por más de 3 meses.
• Sentir dolor y sensibilidad cuando se ejerce presión en al menos 11 de los 18 «puntos sensibles». Así se les llama a ciertas áreas del cuerpo hipersensibles al tacto cuando se padece fibromialgia. Algunas de ellas son: rodillas, tórax, cuello, región lumbar, hombros, codos, nalgas y muslos.
Tratamiento
Aún no se ha encontrado una cura. Sin embargo, es importante realizar consultas y tratamientos para poder aliviar los dolores y síntomas, ya que, si bien esta no es una enfermedad invalidante, puede afectar la vida cotidiana de quien la sufre, dada la persistencia de sus síntomas. Cada paciente tendrá un tratamiento individualizado según el grado de la enfermedad. De todas maneras, los puntos principales del mismo no difieren.
– Ejercicio moderado y progresivo, como por ejemplo natación, caminatas y bicicleta en superficie plana. Se debe evitar la sobre exigencia. El dolor puede incitar al reposo y al sedentarismo, pero esto debe evitarse ya que no ayuda al músculo y hasta puede aumentar la depresión.
– Técnicas de relajación y corrección de las alteraciones de sueño. Evitar situaciones estresantes, respetar los horarios de sueño, evitar bebidas como el café y el alcohol (especialmente por la tarde y la noche) y mantener una buena nutrición puede resultar de gran ayuda para mejorar el descanso y la calidad de vida en general. También resulta eficaz recibir masajes suaves y aplicar calor local sobre las zonas doloridas.
– Educación y asistencia psicológica. Son fundamentales para conseguir resultados. Es importante que el paciente conozca la enfermedad y, en lo posible, que pueda ponerse en contacto con personas que compartan su misma situación.