El hipotiroidismo genera muchos síntomas que generan malestar en quienes la padecen, sobre todo el aumento descontrolado de peso, y a pesar de que hay medicamentos que controlan estos efectos, la dieta es esencial y compone casi un 70% de la actividad para que no haya riesgos. Esta enfermedad se caracteriza porque la glándula de la tiroides no produce la suficiente cantidad de la hormona que controla el metabolismo. Se presenta frecuentemente en las mujeres y en las personas mayores de 50 años. Justamente por estar relacionada con el metabolismo, la alimentación debe estar controlada y que sea apropiada. Los alimentos que más se recomiendan son los que son ricos en yodo que aumentan la producción de tiroxina y por ende regula la producción de la tiroides. Algunos de los que se recomiendan son el ajo, la avena, fresas, soja, girasol, lentejas, tomates y manzanas. Los guisantes, las habas y el maíz también funcionan muy bien.
Además de mejorar la situación de esta glándula, se reducen los síntomas que produce la falta de esta hormona, por ejemplo, se siente estreñimiento, una coloración extraña en el color de la piel que tiende a inclinarse a un tono amarillento, el crecimiento empieza a hacerse lento cuando afecta a personas en pleno desarrollo como niños y adolescentes, la fatiga y el cansancio son constantes y la memoria empieza a fallar. Algo que caracteriza a esta enfermedad es que el aumento de peso es notorio pero contradictoriamente la pérdida del apetito aumenta. La piel también sufre algunas alteraciones y presenta mucha resequedad. Además de la alimentación racionalizada es esencial combinar el cuidado con el descanso y métodos de relajación adecuados para poder controlar cada unos de los síntomas.
Generalmente se recomiendan casi dos meses de descanso y por lo menos, unos de los siete días de la semana, debe haber un reposo en cama, por ello es que hay que evitar que se practique cualquier tipo de actividad física. Lo que más debe liderar en la lista de alimentos son las frutas y las verduras ya sea para equilibrar el peso si se sube o si se baja y debe componer por lo menos la mitad de lo que se consume al día. Algo que se debe evitar consumir es alcohol, bebidas gaseosas y café además de suprimir alimentos ricos en grasa, azúcar y harinas que son refinadas. Los panes deben ser integrales y el consumo de cereales debe ser alto pero controlado.
La dieta debe ser estricta pues desafortunadamente es una de las maneras para poder controlar el malestar y los síntomas complementados con medicamentos y si en algún momento se llega a desobedecer las indicaciones, puede haber complicaciones. Los malos hábitos como el fumar son perjudiciales, pues las personas que fuman y más en exceso desarrollan fácilmente la tiroides. La clave gira en torno al control de las calorías, porque es fácil la tendencia a subir de peso y a pesar de que se formulen píldoras para estabilizarlo, no hay que dejar de lado la dieta recomendada.