Se hace una exposición sobre los mecanismos de control que ha implementado el Gobierno Español para garantizarles a los consumidores que los aditivos que se emplean en la industria alimenticia son absolutamente indispensables y no generan efectos nocivos contra la salud.
El uso de aditivos en la industria alimenticia en España, se encuentra regulado por el Código Alimentario Español y las Reglamentaciones Técnico Sanitarias que lo componen, además de fijar las condiciones generales para su autorización. Este país tiene elaboradas las denominadas «Listas positivas«, en las que se congregan los aditivos que son permitidos por ley y que se han ido actualizando a medida que va pasando el tiempo y en función de los nuevos conocimientos e innovaciones en esta industria.
Pero también se maneja la referencia internacional que la otorga el «Comité Mixto de Expertos en Aditivos alimentarios» FAO/OMS, que examina cada uno de los productos para asegurarse que es seguro su utilización. De esta forma, las Directivas Europeas, que luego van siendo incorporadas a la legislación nacional de los estados miembros que la componen, gozan de una seguridad máxima, haciendo que la industria cumpla con las disposiciones.
Para controlar la dosis de aditivos que se le incorporan a los alimentos, se ha establecido el IDA, “Ingesta Diaria Admisible o Dosis Diaria Aceptable”, expresa en miligramos el aditivo por kilogramo de peso corporal, es decir, la dosis consumible por el ser humano sin ningún riesgo de padecer algún efecto secundario o enfermedad.
Pero a pesar de todo esto, el Código Alimentario Español sólo examina el uso de estos aditivos si:
- Existe una necesidad y significa una mejora en las condiciones de los alimentos
- Si se comprueba que su utilización puede significar peligro
- Reúne las condiciones necesarias de pureza
- Pueden identificarse en los alimentos mediante métodos analíticos sencillos
Lo más sobresaliente de este código es que prohíbe la utilización de aditivos si se comprueba que puede hallarse una posibilidad de conseguir los mismos resultados a partir de otros métodos, si por algún motivo o razón puede provocar confusión al consumidor o si se disminuyen los valores nutritivos de los productos alimenticios.
Muchas veces, el consumidor puede acercarse a estos productos con desconfianza y recelo, lo que ha causado que la publicidad se enfoque en frases como “sin conservantes ni colorantes” o sin aditivos”, con el fin de que el consumidor se sienta más seguro, a pesar de que existen los controles por parte del Gobierno.
Es de vital importancia que surja una legislación rigurosa que se actualice periódicamente para garantizar a los consumidores que se encuentran seguros ingiriendo este tipo de productos con aditivos.